“José Luis Rosado es a su manera un poeta. La cámara y su técnica son solo los medios para verter su necesidad de comunicación y de expresión. ‘Trato de que las imágenes se conviertan en poesía –me dijo una vez- porque la misión de la fotografía es explicar el hombre al hombre.’

Nos conocimos en México. Me tomó unas fotos. A través de ellas, más que las palabras, nos entendimos. Después anduvo rondando ensayos y funciones con el ojo enorme y sentimental de su cámara, esperando, buscando; intuyendo el momento preciso para oprimir el disparador.
Con la misma actitud del poeta Sologurem cuando clama: ‘Poesía, no me niegues tus dones por mas tiempo. Tengo el oído atento, los ojos despiertos, abierto el corazón.’

En Rosado no se puede hablar de un estilo ni una manera. Sino de una búsqueda. Lo ensaya todo: desde el naturalismo ‘fotográfico’ que es sobre todo un documento, hasta el juego de luces, sombras, manchas y borrones fugaces en los linderos de la abstracción. La impresión y el sueño. Lo que habla por si mismo. Y lo que habla a través del filtro de la sensibilidad, su angustia, su protesta o su erotismo.”